La cirugía del cáncer de mama es una parte clave del tratamiento que consiste en extirpar el tumor con una operación. Generalmente es el primer tratamiento a realizar, sin embargo en algunas ocasiones se demora entre 4 y 6 meses de cara a iniciar el tratamiento con quimioterapia u hormonoterapia.
¿Por qué la cirugía?
En la gran mayoría de las pacientes que se diagnostican de cáncer de mama se realiza algún tipo de cirugía como parte de su tratamiento.
El objetivo primordial es eliminar el tumor localmente e intentar saber en que estadio de la enfermedad se encuentra dicha paciente mediante el estudio de los ganglios linfáticos.
Si es necesario y la paciente así lo desea, la cirugía puede incluir técnicas de reconstrucción de la mama y simetrización de la otra mama, con el fin de conseguir mejores resultados estéticos.
Además en algunas ocasiones en las que el tumor se encuentra en fases avanzadas, la cirugía se puede usar para aliviar síntomas locales como sangrado, supuración, etc.
La decisión de que tipo de cirugía realizar se toma de forma consensuada en un comité multidisciplinar, seleccionando la mejor opción para cada paciente según sus características físicas y las del tumor que presenta.
Tipos de intervención
Existen dos tipos: la llamada “cirugía conservadora” y la mastectomía.
La cirugía conservadora consiste en extirpar el tumor con un margen de tejido mamario sano al rededor. Por tanto es un tratamiento que permite la conservación de la mama, aunque con una pérdida de cierto volumen.
Cuando las lesiones son de mayor tamaño o bien están localizadas en determinadas zonas de la mama, pueden condicionar un resultado estético satisfactorio, incluso si se recurre a asociar técnicas de reparación plástica (cirugía oncoplástica). En estos casos hay que recurrir a la mastectomía o extirpación completa de la glándula.
Es fundamental que la cirugía realizada garantice una extirpación completa de la lesión con márgenes de resección libres de tumor. Aproximadamente en 1 de cada 10 mujeres intervenidas mediante cirugía conservadora será necesario realizar una reintervención para ampliar estos márgenes (o realizar una mastectomía definitiva si lo anterior no es posible).
Esta información se obtiene tras el estudio anatomopatologico de la pieza quirúrgica, lo cual suele llevar aproximadamente 2 semanas.
Como ya hemos mencionado la mastectomía supone la extirpación completa de la mama, incluyendo la areola y el pezón. Puede o no asociarse a la reconstrucción de la misma en esa intervención (reconstrucción inmediata), diferirse para otro momento (reconstrucción diferida) o, simplemente, no realizarse ninguna reconstrucción.
En esta última situación la paciente presentara una pérdida competa del volumen mamario con una cicatriz (normalmente horizontal u oblicua) en la parte anterior del tórax, sobre los músculos que cubren la parrilla costal.
La decisión de realizar una u otra opción quirúrgica se basa en aspectos del tumor y de la propia paciente. Si bien es cierto que el profesional orientará a la paciente en cuanto a qué opción el comité cree ser la mas adecuada; no podemos olvidarnos de que la opinión de la paciente es muy relevante.
La otra parte de la cirugía del cáncer de mama, comprende el estudio de los ganglios de la axila del lado de la mama enferma.
Si bien hace años la técnica estándar era la linfadenectomia axilar o extirpación de todos los ganglios axilares, hoy día se realiza fundamentalmente en aquellos casos en los cuales existen ganglios axilares afectados de inicio. La técnica estándar en la mayoría de casos en la actualidad es la práctica de la “biopsia selectiva del ganglio centinela” creando menor morbilidad a las pacientes, como molestias, dolor, alteraciones de la sensibilidad de la piel, aumento de volumen del brazo (el conocido como “linfedema”).
La biopsia selectiva del ganglio centinela consiste en la identificación y estudio de los primeros ganglios a los que drenaría el tumor en caso de que éste haya salido hasta la axila.
Se realiza en dos pasos: en un primer paso, generalmente el día anterior a la cirugía o bien unas horas antes a la misma, la paciente acude al servicio de medicina nuclear, y allí mediante la inyección de una sustancia (radiofármaco que migra hacia los ganglios tal y como lo harían las células tumores) y la realización de una gammagrafía, se obtiene una imagen que permite localizar dichos ganglios.
Posteriormente en el quirófano, el médico nuclear y el cirujano pueden identificar, aislar y extirpar ese/esos ganglio/s que serán analizados por parte de anatomía patológica para ver si están afectados o no por tumor.