La fertilización in vitro (FIV) es una técnica utilizada en el tratamiento de la esterilidad desde 1978. La unidad fue el primer hospital público de España en conseguir un recién nacido por FIV, ya en 1984.
La FIV, básicamente consta de:
- Estimulación de la ovulación en la mujer.
- Extracción de los óvulos.
- Fertilización en el laboratorio (in vitro o ICSI).
- Transferencia de los embriones.
¿Qué es la ICSI?
La ICSI (Intracytoplasmic sperm injection o microinyección espermática) es una técnica que consiste en someter a los óvulos una vez extraídos, a una inyección de un espermatozoide, para conseguir la fertilización.
Para las mujeres la ICSI no supone ninguna diferencia respecto a la realización de un ciclo FIV. La ventaja de la ICSI es que consigue la misma tasa de fertilización en la FIV previa.
La ICSI está pues indicada fundamentalmente en los casos de sémenes patológicos, así como en aquellas situaciones en que no se consiguió una adecuada fertilización en la FIV previa.
Además de los riesgos de la FIV, la ICSI plantea un riesgo teórico adicional: la posibilidad de transmitir al hijo varón algún problema similar al que en su padre causa esterilidad. Por ello, en oligozoospermias severas (semen de baja calidad), se recomienda efectuar un cariotipo antes de realizar el ciclo ICSI, si bien la normalidad del cariotipo no garantiza absolutamente la ausencia de riesgo en la descendencia. En cualquier caso, en las series de seguimientos de numerosos niños concebidos mediante ICSI, la frecuencia de patología importante es muy escasa.
Los resultados de la ICSI (con sémenes “malos”) son equivalentes a los obtenidos con la FIV (con sémenes normales). En cambio, si el semen es normal, hacer la ICSI no conlleva ningún beneficio.
Indicaciones
La indicación inicial de la FIV fue la obstrucción de las trompas. Así podían ponerse en contacto los óvulos con los espermatozoides “in vitro”, ya que naturalmente existía un obstáculo para que ello ocurriera. Con el paso del tiempo las indicaciones se han ido ampliando a trastornos de la ovulación, endometriosis, patología del semen leve o moderada (para los casos severos hay que recurrir a la ICSI, esterilidad sin causa conocida y fracasos de la inseminación artificial conyugal (IAC).