El empleo se articula no sólo como núcleo generador de autonomía económica, sino que además es un elemento generador de derechos sociales e identidad social y comunitaria. Así, el empleo no es solo una fuente de ingresos para satisfacer las necesidades básicas, sino que juega un papel importante en la estabilidad emocional y el bienestar de las personas, que ante una situación de desempleo y/o precariedad laboral deben de hacer frente a situaciones de ansiedad, depresión, desesperanza, irritabilidad, problemas de sueño y desequilibrios alimenticios, problemas de pérdida de autoestima y confianza… unidas a otros estresores como la presión social y/o familiar, sentimientos de inutilidad, dificultades económicas… así como pérdida de derechos sociales (prestaciones de desempleo, jubilación, etc.).
Estos estresores se multiplican exponencialmente en la ecuación; mujer, vulnerabilidad y desempleo ya que a todo lo anterior hay que sumar la propia situación de desigualdad social derivada del género y sus consecuencias; violencia machista, precariedad económica (mujeres solas tras una situación de ruptura de pareja, separación, viudedad, y con menores a su cargo), problemas de conciliación, mayores tasas de desempleo, dobles y triples jornadas, mayor precariedad en los empleos, entradas y salidas del mercado laboral para dedicarse a labores de cuidado (menores y personas dependientes),..
Es necesario ver el desempleo como un fenómeno multifactorial al que hay que aplicar la perspectiva de género para no perder el foco, analizando las situaciones desde una perspectiva feminista; no es casualidad que las mujeres presenten mayores tasas de ansiedad y estrés, así como de medicalización. Estos y otros factores influyen en la percepción que las mujeres tienen sobre sus capacidades y posibilidades.
En este escenario, para facilitar un adecuado tránsito de las mujeres al mundo laboral es necesario por tanto, intervenir en los aspectos personales y sociales, no solo en lo relacionado con lo laboral. Por ello en Emaktiva apostamos por un enfoque que va más allá de proporcionar recursos y herramientas para la búsqueda de empleo a las mujeres que demandan ayuda y planteamos un trabajo desde el empoderamiento como herramienta de toma de conciencia de la propia situación y derechos, así como de sus fortalezas e intereses.
Las mujeres encuentran en el proceso que acompañamos el espacio y tiempo para reflexionar, para elegir, para desarrollar habilidades sociopersonales y de gestión emocional, para aumentar la confianza y la autoestima y tener un mayor control sobre su propia vida, sus decisiones, su cuerpo y su entorno, reforzando su autonomía y poder personal. Ellas son el centro y el motor de su proceso.
Se trabajan contenidos tan diversos como: el autoconocimiento y la comprensión emocional (identificación de emociones, desmitificación de emociones negativas, conexión con el cuerpo como indicador y principal autorregulador emocional y la incorporación de recursos prácticos y diversos); la educación socioemocional y la aplicación de estos aprendizajes en su búsqueda de empleo (competencias emocionales básicas, estrategias de afrontamiento de un proceso de selección de forma positiva, comunicación asertiva y gestión emocional en el puesto de trabajo, trabajo de la creatividad como recurso para la resolución de conflictos..).
Con una metodología Individual y Grupal. A nivel individual se trata de diseñar una trayectoria personal con cada una de las mujeres, estableciendo un constante diálogo en relación a sus capacidades, competencias, intereses, proyectos y metas a corto y largo plazo; y a nivel grupal, fomentando la sororidad para apoyar el proceso de capacitación y de movilización de energías para salir del desempleo.
Un apoyo y acompañamiento basados en la relación de ayuda. En los procesos de intervención-orientación laboral con carácter flexible y adaptado a las necesidades y a los tiempos de cada usuaria. Cuidando el vínculo como herramienta fundamental de trabajo. Un acompañamiento basado en la escucha activa, la empatía, la comprensión y aceptación de la mujer y su proceso, desde un marco de contención y seguridad que lleve a una movilización y a la puesta en marcha de proyectos e iniciativas.
Todo ello nos permite poder ofrecer a las mujeres un entorno seguro en el que puedan trabajar y trabajarse para afrontar la búsqueda de empleo, prestando atención a su situación socio-personal y estabilidad emocional y como esto influye en su estilo de afrontamiento. Ya que es imprescindible fomentar en ellas que es posible una mejora en su calidad de vida y salud física y emocional, promover su reconstrucción personal y devolverles el protagonismo en las soluciones a la situación de desempleo que están viviendo.
Artículo de Emaktiva en colaboración con el Equipo Género y Salud.
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